Hoy me pongo delante del ordenador a escribir algo de lo hubiera preferido hablar dentro de muchos años; sobre la muerte, sobre la muerte de mi tía, la única persona de mi sangre que ha podido llevar este título.
Pues sí, el otro día se murió la Maina, sin más. Digo el otro día porque espero no acordarme nunca de esa fecha de mierda, prefiero acordarme de las fechas que merecen celebración de alegría, como el 11 de Diciembre de 1978, fecha de mi nacimiento y fecha en la que se "incorporó" a la administración pública. Se "incorporó" ese mismo día, y poco después de llegar al trabajo se fue a felicitar a su hermana y a ver a su sobrino pequeño, al menos por este lado. No dudó, se fue y punto, y mejor no protestar.
Una persona diferente desde el día en que nació, un 29 de Febrero de hace muy pocos años y a la que su padre, al igual que a mi madre y por ende a mis primos y hermanos, le enseño con sus actos a ser consecuente y diferente hasta el final. No sé si mejor o peor, que Anubis pese su alma, pero que era especial lo sabe todo el mundo que la conoce.
Precisamente por eso, porque la conozco no me voy a despedir de ella, no la quiero olvidar.
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