Bienvenidos

Espero que os guste esta nueva "aventura" en la que me embarco.

martes, 14 de junio de 2011

La Noche Madrileña

Como todos, o casi todos, sabéis hace unos años fui copropietario de un bar de copas en Madrid. El mismo bar de copas que me arrastró a la ruina, pero que a la vez me proporcionó experiencias y recuerdos imborrables.

En este post no quiero hablar de Acróbata, ya lo hice en su momento. En este post quiero hablar de la noche madrileña, pero en una versión que no es muy común, quiero hablar de lo que me provoca ser un turista nocturno en la ciudad que me vio nacer y a la que últimamente no hago mucho caso.

Desde que fui "gerente" de Acróbata y por las circunstancias descubrí un placer antes inimaginable para mi, que es pasear por El Foro a horas intempestivas.

Al principio sólo, y solo, caminaba hacia mi destino con la idea predeterminada de llegar lo antes posible, pero pronto descubrí monumentos, estatuas y edificios a los que a horas normales y por la velocidad de la vida urbana no hacía mucho caso.

Esto hizo que a estas horas y de manera inconsciente mirara la ciudad con otros ojos, y ha hecho que conserve hasta hoy y espero que por muchos años el placer de acercarme a esos sitios a los que la prisa, o el propio despiste no me dejaban acercarme.

Madrid es una ciudad enorme llena de rincones deseando ser redescubiertos una y otra vez.

martes, 7 de junio de 2011

Un instante

Hace muchos, muchos años...en un reino junto al mar...perdón, que me pierdo y no es por ahí por donde quiero ir.

Hace algunos años, en un concierto (ahora sí) de ese gigante que camina entre los hombres llamado Joan Manuel Serrat viví una cosa que dudo se repita, al menos en muchísimo tiempo, la cosa fue así:

Ya sabéis que cuando en un concierto, del cantante o grupo que sea, la gente reconoce la canción que acaba de empezar, gritan, silban, etc sin dejar oir a los demás asistentes una parte, muchas veces fundamental, de la canción en cuestión.

Los conciertos de Serrat, por supuesto, no son una excepción, más bien al contrario. Ya que al tener una carrera y un número de fans tan dilatado esta suele ser la tónica general de los bolos de este maestro de maestros.

Llevábamos un buen rato de concierto y estábamos en los bises, cuando de repente, entre el bullicio del público asistente surgió la voz del Nano pidiendo sugerencias. Como era de esperar cada uno pidió su canción favorita convirtiéndose el patio de butacas en algo más parecido a un gallinero que a un teatro de la capital española. En essas estábamos cuando el catalán hizo un gesto al pianista y Ricard Miralles empezó a acariciar las teclas de su piano y de él llegaron hasta nosotros y gracias al silencio atronador que se produjo un instante antes entre el público los primeros acordes de Lucía. Contra todo pronóstico absolutamente todo el público se quedó escuchando tan bella canción y nadie fue capaz de entonar un grito ni un silbido, dejando a los dos músicos terminar su trabajo, de una manera que no había visto jamás.

Este fue para mi, y por muchos motivos, el momento más bello que he vivido en un concierto y espero que se repita muchas veces.