Bienvenidos

Espero que os guste esta nueva "aventura" en la que me embarco.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Aquellos maravillosos años (parte 1)

Hace unos días quedé a comer con los que fueran durante casi 9 años mis jefes.

Primero solo eran los hijos del jefe, con ellos me llevaba bien, pero nada del otro mundo. Luego el gran jefe se jubiló y pasé a tener una relación mucho más estrecha con ellos, sobre todo con uno, y no tardando mucho se convirtieron en mis amigos.

La comida surgió de una manera inesperada:

Mi hermano, de camino al cine y por que le pillaba por allí se pasó por el que fuera mi trabajo y estuvo hablando con el menor de los hermanos que fueron mis jefes, con el que trataba menos. Allí, él le dijo que trasladaban el taller que durante casi 9 años fue mi lugar de trabajo. Durante casi todo ese tiempo fui muy feliz allí y aprendí casi todo lo que se puede aprender de un oficio, ya que aprendí de un auténtico gigante. Además del oficio aprendí aquello de "si es difícil lo haremos, si es imposible lo intentaremos" y he de decir que durante es espacio de tiempo nunca rechazamos un encargo, por difícil que pudiera parecer.

El caso es que se trasladan fuera de Madrid y ese fue el motivo (o uno de ellos) de la comida.

Fue un poco triste ir por última vez a un lugar en el que como dice el título, pasé muy buenos años, de los mejores de mi vida laboral, pero a la vez estuvo mjy bien volver a compartir mesa y mantel con esta gente en el mismo sitio en el que hicimos nuestra primera cena de empresa.

He de recalcar que el trabajo que tengo ahora me apasiona, pero si que es cierto que aquello fue algo diferente. No sé si por ser mi primer trabajo "serio" o por qué, pero desde que me fui pienso que es un lugar al que me gustaría volver.

Ya veremos.

lunes, 10 de octubre de 2011

Conducir

Hace bien poco que me saqué el carnet de conducir, de hecho hoy hace exactamente 4 meses que soy legalmente capaz de conducir, o al menos eso es lo que pone en el propio carnet.

De lo que quiero hablar aquí hoy, mucho tiempo después de la última entrada es de lo que me provoca conducir.

Nunca he sido un fan de las cosas que llevan motor casi de ningún tipo, aunque con los coches y las motos hubo un tiempo que tuve cierto feeling. Este poco interés por estas cosas hizo que nunca me interesara demasiado conducir casi ningún tipo de vehículo. No quería moto con 14 ó 15 años y no me preocupó demasiado tener carnet de conducir a los 18, de hecho, viviendo como vivía en Madrid me parecía de lo más prescindible, teniendo en cuenta que el Metro de Madrid "vuela".

La cosa cambió cuando hace unos años me quedé en paro y mi gente me presionaba para que me lo sacara, aunque sin demasiado éxito eso sí. Cuando cambió de manera definitiva fue cuando me puse a trabajar de manera más o menos estable en Aranjuez y la única alternativa al coche eran 90 minutos de autobús por carreteras secundarias de la comunidad de Madrid, aunque aun así y debido a la fuerza de la costumbre esto tampoco me importaba demasiado. En estos trayectos infinitos aprovechaba para dormir o escuchar música.

Pero al fina cedí a las presiones de mi alrededor y me saqué el carnet de conducir, algo que es tremendamente aburrido pero relativamente sencillo y así, me desplazaba algunos días desde Villarejo hasta Aranjuez, en un Ford Fiesta del año de la tana, pero que responde como un auténtico Titán.

En fin, a lo que vamos.

Después de todos estos años sin saber hacerlo, he descubierto que conducir es una cosa bastante agradable y divertida que te deja tiempo para pensar, escuchar música, hacer sonar el claxon sin motivo aparente, saludar a los transeuntes que no conozco, etc, vamos, que me gusta.

Lo mejor de todo esto es cuando de repente y sin previo aviso en el radiocasete (no hay dineros para CD) suena una canción de esas que te pone los pelos de punta. El otro día me pasó volviendo de trabajar a las 5 de la madrugada con With or Without You, imaginaros que momentazo. Y esta mañana de nuevo con U2 y mi canción favorita de ellos, I Still Haven't... uff!

No me quiero ni imaginar cuando le ponga al coche CD.

martes, 14 de junio de 2011

La Noche Madrileña

Como todos, o casi todos, sabéis hace unos años fui copropietario de un bar de copas en Madrid. El mismo bar de copas que me arrastró a la ruina, pero que a la vez me proporcionó experiencias y recuerdos imborrables.

En este post no quiero hablar de Acróbata, ya lo hice en su momento. En este post quiero hablar de la noche madrileña, pero en una versión que no es muy común, quiero hablar de lo que me provoca ser un turista nocturno en la ciudad que me vio nacer y a la que últimamente no hago mucho caso.

Desde que fui "gerente" de Acróbata y por las circunstancias descubrí un placer antes inimaginable para mi, que es pasear por El Foro a horas intempestivas.

Al principio sólo, y solo, caminaba hacia mi destino con la idea predeterminada de llegar lo antes posible, pero pronto descubrí monumentos, estatuas y edificios a los que a horas normales y por la velocidad de la vida urbana no hacía mucho caso.

Esto hizo que a estas horas y de manera inconsciente mirara la ciudad con otros ojos, y ha hecho que conserve hasta hoy y espero que por muchos años el placer de acercarme a esos sitios a los que la prisa, o el propio despiste no me dejaban acercarme.

Madrid es una ciudad enorme llena de rincones deseando ser redescubiertos una y otra vez.

martes, 7 de junio de 2011

Un instante

Hace muchos, muchos años...en un reino junto al mar...perdón, que me pierdo y no es por ahí por donde quiero ir.

Hace algunos años, en un concierto (ahora sí) de ese gigante que camina entre los hombres llamado Joan Manuel Serrat viví una cosa que dudo se repita, al menos en muchísimo tiempo, la cosa fue así:

Ya sabéis que cuando en un concierto, del cantante o grupo que sea, la gente reconoce la canción que acaba de empezar, gritan, silban, etc sin dejar oir a los demás asistentes una parte, muchas veces fundamental, de la canción en cuestión.

Los conciertos de Serrat, por supuesto, no son una excepción, más bien al contrario. Ya que al tener una carrera y un número de fans tan dilatado esta suele ser la tónica general de los bolos de este maestro de maestros.

Llevábamos un buen rato de concierto y estábamos en los bises, cuando de repente, entre el bullicio del público asistente surgió la voz del Nano pidiendo sugerencias. Como era de esperar cada uno pidió su canción favorita convirtiéndose el patio de butacas en algo más parecido a un gallinero que a un teatro de la capital española. En essas estábamos cuando el catalán hizo un gesto al pianista y Ricard Miralles empezó a acariciar las teclas de su piano y de él llegaron hasta nosotros y gracias al silencio atronador que se produjo un instante antes entre el público los primeros acordes de Lucía. Contra todo pronóstico absolutamente todo el público se quedó escuchando tan bella canción y nadie fue capaz de entonar un grito ni un silbido, dejando a los dos músicos terminar su trabajo, de una manera que no había visto jamás.

Este fue para mi, y por muchos motivos, el momento más bello que he vivido en un concierto y espero que se repita muchas veces.

domingo, 13 de marzo de 2011

Sobre la Vida y la Muerte

"La vida y la muerte bordada en la boca, tenía Merceditas la de guardarropa...", así empieza una, desde mi punto de vista, de las mejores canciones de Joan Manuel Serrat y aunque no tiene nada que ver con el post, ya sabéis que no dejo pasar la oportunidad de hacer una referencia musical.

Siempre (desde que tengo constancia de ello) he entendido la muerte como una parte fundamental de la vida, la vida como la entiendo yo no tendría sentido sin la muerte. El hecho de que la vida se acabe, es lo que hace que este viaje que hacemos a través de los años sea de uso y disfrute exclusivo de cada uno de nosotros. Esto es lo que nos obliga a ser felices, o al menos a intentarlo con todas nuestras fuerzas. La infelicidad es una perdida de tiempo, porque cualquier día y sin previo aviso te mueres.

Hay demasiadas cosas y gente que te puedan resultar interesantes como para perder tu vida con gente que no te lo parezca. Yo cada día lo tengo más claro y lucho por hacer de esto mi modo de vida.

No perdáis el tiempo, el reloj no se detiene.

sábado, 5 de marzo de 2011

O Rei Fútbol

Desde hace más de un año practico todas las semanas unas horas de pádel, es algo que me apasiona y si por casualidades del destino no puede ser, me entra el "mono" de este gran deporte. Pero el motivo de mi post es otro: ¡Hoy juego al fútbol!

De verdad, con el pádel me ha dado muy fuerte, más de lo que hubiera imaginado nunca, pero ¡ay amigo!, lo del fútbol es otra cosa. Desde que tengo uso de razón es el deporte que más me ha gustado practicar de lejos, y he practicado bastantes. De pequeño (10/11 años) recuerdo que la noche antes de un partido la pasaba bastante mal, dormía poco y no descansaba nada, sólo por las ganas que tenía de que llegara el pitido inicial. Hoy, con 32 años voy camino de una "pachanga" y me descubro nervioso como un colegial. Lo habré hecho (y lo haré) mejor o peor, pero las ganas de jugar siguen intactas desde hace muchísimos años.

Para que os hagáis una idea de lo que me gusta esto os pongo un ejemplo: cuando voy por la calle y paso cerca de un grupo de gente jugando al fútbol, deseo con toda mi alma que el balón se escape unos segundos en la dirección en la que me encuentro para darle una patada, sólo una.

Cierto es también que el fútbol profesional se ha desvirtuado, si es que tuvo virtud en algún momento, pero yo no hablo de este fútbol. Hablo del fútbol de patio de colegio, de barrio, de amigos que se juntan después de meses o años para darle patadas a un balón.

No conozco otro deporte con las virtudes del balompié. Te hace conocer gente, mucha gente y además se puede jugar en cualquier superficie y sin olvidar que únicamente hace falta algo a lo que darle patadas, lo que sea.

El único deporte que yo conozca y que supere al fútbol en facilidades es el atletismo, pero tiene un gran problema y es que la gente que corre normalmente lo hace sola, mientras que en el fútbol hacen falta dos equipos de 5, 7 u 11 jugadores. Yo he hecho y conservo bastantes amigos a los que conocí gracias al fútbol.

¡Larga vida al Rey!